Voy a hablar sobre el destino, o mas bien sobre su ausencia, y sobre el libre albedrío, y como juegan al gato y al ratón.
Existen infinitas realidades, infinitos planos, aunque no exactamente paralelos, cada uno de ellos diferenciado del anterior en un mero detalle, y por cada uno de estos pequeños detalles, nuestro universo se desdobla, como las ramas de un árbol, como esos vídeos a cámara rápida del crecimiento de un hongo en el tronco de un árbol, hasta cubrir todas las posibilidades inimaginables.
Esa vez que perdiste el bus por pararte a atar las zapatillas de deporte, o la realidad en que decidiste no parar y alcanzaste al bus, o la otra realidad en que tampoco te paraste, pero lo perdiste igualmente al pisar el cordón desatado y caer de bruces junto a la parada, todos estos detalles desdoblan la realidad en infinitos universos y de la misma manera que el batir de las alas de una mariposa provoca una erupcion de un volcán en las antípodas, estos detalles divergen hasta abarcar todas las posibilidades, a lo mejor esa chica que te gustaba estaba en el autobús, o no, plas! otro desdoble, y a lo mejor le pareció inteligente que te atases el cordón, o le hizo gracia como caíste de morros al pisarlo, plas!, tres nuevos universos...
Cuando era joven me gustaba la escalada, un día estaba apunto de hacer un descenso en rapel, tenia la cuerda cogida con mi mano derecha y con la izquierda me sujetaba a la barra del rocodromo sobre el vació mientras cogía impulso con las piernas, y en ese momento mire hacia abajo, y un brillo me indico que no había enganchado bien el mosqueton que me unía a la cuerda, en ese momento, mi universo se multiplico, en uno de ellos no me percate del brillo, lanzándome al vació hacia una muerte inevitable 25m mas abajo, y plas! la rama del árbol se termino de repente, fin de la historia, otra rama del árbol hizo que no muriera, pero quedase en silla de ruedas, y finalmente mi rama, el universo tal como yo lo conozco, donde mi mano izquierda sujeto como si la vida le fuera en ello la barandilla, salvándome de la muerte, que al final no era inevitable, y desencadenando todo un nuevo árbol de universos nuevos.
Cada vez que cruzaste en rojo un semáforo y te atropello un coche, o solo te paso rozando, esa lata de conservas que estaba en mal estado, o estaba bien, esa mala pisada en el andamio del trabajo, infinitas ramas que terminan de repente o se vuelven a desdoblar en nuevos universos.
Y las ramas también se fusionan, al final la chica de tus sueños no estaba en el autobús y no te vio, o te vio, pero no cambio la actitud que tenia ante ti, y los universos dejan de seguir la progresión de dos elevado a N posibilidades binarias.
El concepto, o la realidad, es que todos y cada uno de estos pequeños detalles, de cada una de las decisiones, o de la ausencia de ellas nos ha llevado hasta el punto en que nos encontramos, y como las alas de la mariposa, el haberse atado los cordones hizo que en esa rama del árbol vieses el brillo del mosqueton y sigas vivo.
No existe pues el libre albedrío, estamos en la rama que estamos de este infinito multiverso
y si fuese posible viajar atrás en el tiempo, volveríamos a repetir todos y cada uno de los actos que nos han llevado al punto en el que estamos, otra vez a la actualidad, a la misma realidad, ya que si no fuera así, no seriamos nosotros los que volviésemos atrás en el tiempo, sino otros yo, de una rama paralela del tiempo donde las decisiones fueron diferentes.
Y entonces las cosas se complican, y el mundo no te sonríe, todo se tuerce, la gente que quieres o confías, te falla, se aleja de ti o simplemente esta lejos, en el otro extremo del mundo, o en la casa de enfrente, pero, otro batir de alas, no coincidís en el rellano, no contesta al whassup, no al menos en tu rama de la realidad, justo cuando hacia falta, Y el mundo se desmorona, y mientras te estas afeitando solo delante del espejo, te preguntas ¿y si aprieto la cuchilla mas y acabo? Cuando estas en lo alto de ese edificio asomado al balcón, y piensas, ¿y si salto? Cuando al volante del coche en ese puente de la autopista ¿y si piso a fondo hasta volar? hay otra realidad en que lo hiciste, y plas!, la rama se termino.
No puedes dejar que la rama acabe, has llegado hasta aquí, esquivando la muerte tantas veces, que sentido tiene acabar ahora, cuando quedan infinitos destinos, ¿quien sabe? igual vuelves a ver a la chica del autobús, décadas después, y esta vez si te sonríe, ¿no seria una pena no estar ahí para comprobarlo?
Si bien el final es inevitable, igual que las ramas de un árbol, son cada vez mas pequeñas a medida que nos acercamos a la copa, las posibilidades que dividen nuestro destino, cada vez se reducen mas, pero debemos seguir adelante con la esperanza de estar en la rama buena, la que crece vertical y llegara a lo mas alto, cuando al final todo se arregla, y todos tus deseos se cumplen y la vida ha sido plena, ¿y si estas en la rama buena?
Y si no lo estas, al menos debería quedarte la esperanza de que hay un universo paralelo en que si, hay un universo paralelo en que la chica del autobús te sonrió, hay en realidad universos infinitos, hay uno que sigues con aquella chica amor de tu juventud, otro donde estas saliendo con el chico de las fotocopiadoras de tu trabajo, y ese en el que al final te decidiste a guiñarle el ojo a la cajera del supermercado al que vas el fin de semana, esa de los ojos verdes que siempre te sonríe, y por cada uno de ellos otro millar donde lo que cambia es tu trabajo, si tu mascota es un perro o un gato o si los ojos son azules en lugar de verdes.
Todos esos universos existen simultáneos al tuyo, al menos mientras estés vivo y tu rama siga floreciendo y dividiéndose, existe un universo donde todo es igual menos un detalle, ese detalle que te atormenta, ese que es diferente, ese que cambiaría todo lo demás, y quizás no estas en el que va a la copa del árbol, pero quizá exista una suerte de Dr. Strange que te enseñe a desplazarte entre ellas y quizá al final, si exista el libre albedrío.